El 3 de julio se ha convertido en una fecha referencial para los derechos LGTBIQ+ en España. Ese día de hace 20 años entró en vigor la ley de matrimonio igualitario, siendo el tercer país del mundo donde ocurría. “El matrimonio igualitario cambió España, nos hizo más decentes”, afirma el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo Gobierno impulsó la legislación. Desde su legalización, se han casado 75.561 parejas del mismo sexo, según los últimos datos oficiales. La primera fue la de Carlos y Emilio, que oficializaron su matrimonio el 11 de julio de 2005 en Tres Cantos. “Fue uno de los días más felices de mi vida. Una culminación. Como llegar a una meta”. Son las palabras de Emilio Menéndez, de 71 años, que quedó viudo el año pasado, tras medio siglo junto a Carlos Baturín: “Cuando tienes una relación tan larga, el que se va, se queda contigo”.Emilio y Carlos se conocieron en 1975, durante el tardofranquismo, una época en la que todo era clandestino, en la que cada cita debía venir acompañada de justificaciones, coartadas y mentiras. Para Emilio “era algo agotador”. De ahí que se casaran en cuanto fue legal. A su boda acudió el activista y político del PSOE Pedro Zerolo, uno de los impulsores de la norma. “Al poco de eso, nos conocimos tú y yo”, le dice Javier Martín a Guillermo Escribano, periodista en RTVE, de 36 años, y guionista, de 37, respectivamente. En 2005, ambos eran muy jóvenes. Vieron las imágenes de la boda de Carlos y Emilio en la tele. “Recuerdo que lo viví con emoción, con el sentimiento de que se estaba haciendo justicia”, explica Javi el día que está casándose con Guillermo (a finales de marzo de este año). Han decidido hacerlo en Campillo de Ranas: “Es un lugar icónico porque su alcalde se ofreció a casar a parejas homosexuales cuando había otros, en ciudades y pueblos mucho más grandes, que se negaban a hacerlo. Nos pareció el sitio perfecto”, explican los novios. En 2005, cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario, se organizó una furibunda respuesta a lomos del Partido Popular (que llevó la norma al Constitucional), la Iglesia, que organizó manifestaciones y rezos, pasando por muchos medios conservadores que cargaron las tintas de homofobia. “A mí me acusaron de ser más o menos el diablo porque iba a acabar con las familias”, recuerda Zapatero: “Había muchos obispos [en contra de la norma] de la mano del PP. Nunca vi tantos obispos en mi vida”. En ese clima, el alcalde de Campillo, Francisco Maroto, dijo que él casaba a todo el que fuese a su pueblo. “Nunca pensé que ese acto de visibilidad y militancia pudiera tener tal recorrido”, apunta Maroto tras casar a la pareja de chicos, pues sigue ejerciendo como alcalde de su pueblo (por el PSOE). También se casó ―con otro hombre― y se divorció: “Yo era de los que no quería casarme y hoy soy de los que reivindica el matrimonio 100%. Me casaría mañana otra vez”.Maroto cuenta que comenzó a militar en el movimiento por los derechos LGTBIQ+ a los 16 años. “Estuve represaliado en la Dirección General de Seguridad por la Ley de vagos y maleantes cuando montamos el primer Frente de Liberación Gay”, rememora. “Por suerte, con el tiempo, la sociedad española se ha trasformado: ha abrazado el matrimonio igualitario como algo propio”. Actualmente, casi ocho de cada diez españoles (79%) ve el matrimonio igualitario como “una conquista positiva para el conjunto de la sociedad”, según el último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). Una institución “criticable”Ana Garriga y Nerea Pérez de las Heras, de 35 y 43 años, habían hablado alguna vez de casarse. Pero hubo algo que lo precipitó todo: un grave accidente que puso la vida de Pérez de las Heras en peligro y a consecuencia del que perdió parte de una pierna. “Cuando en la vida se te atraviesa algo tan inmenso y tan difícil de encajar, te reconfigura también a ti”, resume Ana. Les ocurrió también con los vínculos: las impulsó a “formalizar” su relación. “Quieres tener legalmente una persona responsable de lo que te pueda pasar. Y poder elegirla porque te das cuenta de que en la vida hay situaciones en las que, de repente, necesitas que alguien tome decisiones por ti y amparada por la ley. Eso nos hizo dar el paso”, añade la investigadora y podcaster (cocreadora de Las hijas de Felipe) un mes después de casarse (lo celebraron en mayo de este año).“El matrimonio sigue siendo una institución criticable, ha estado llena de autoridad, de jerarquía, para las mujeres ha sido históricamente terrible”, matiza Nerea, que es periodista y copresentadora de los podcasts Saldremos mejores, Lo normal y Está el horno para bollos. “Sin embargo, estas grandes instituciones, que han estado sumergidas en el sumidero heterosexual, se resignifican cuando son tomadas por las bolleras o los maricas. No es lo mismo”, continúa. Celebra que la norma las convierte a ella y a su esposa en “ciudadanas de pleno derecho”. “Cuando se aprobó, no querían llamarlo matrimonio. No hay nada más importante en las leyes que los nombres”. Antes de la aprobación del matrimonio igualitario, el activismo LGTBIQ+ ya peleaba por una norma que reconociese sus uniones. En la época de Jose María Aznar (PP) como presidente del Gobierno, ya hubo conversaciones. El Ejecutivo conservador ofrecía una garantista ley de parejas de hecho siempre que se renunciase a la palabra matrimonio. “Dijimos que no, que queríamos los mismos derechos que el resto de ciudadanos, que queríamos el matrimonio”, recuerda Boti García Rodrigo, lesbiana, activista de 80 años y expresidenta de la Federación Estatal LGTBI+ (Felgtbi+), además de exdirectora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBIQ+ del Ministerio de Igualdad. “Decidimos que teníamos que pelear por ese sueño”, agrega. Al poco tuvieron una primera reunión con Zapatero. En septiembre de 2005, solo unos meses después de la aprobación del matrimonio igualitario, el PP presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional. Consideraban que con la ley “desnaturalizaba” la institución del matrimonio. Siete años después, el 6 de noviembre de 2012, el recurso fue rechazado. “Casarse como marica o como bollera es absolutamente activista, porque es decirle a la sociedad que somos iguales, que tenemos los mismos derechos”, continúa García Rodrigo. “Luego ya puedes divorciarte, que es otra conquista social. Yo he usado ambos derechos”, añade. Como ella, 13.119 parejas del mismo sexo se han separado en la década 2013 a 2023 (último año con registros publicados por el Instituto Nacional de Estadística). Las mujeres se casan, de media, un poco antes que los hombres: 38 frente a 43 años. Así, dos de cada tres parejas de mujeres se casaron entre los 20 y los 40 años, mientras que la mitad de los hombres lo hizo a partir de los 40. Alpe Conceptes (67) y Lluciá Aimsa (64) dieron el “sí, quiero” pasados los 50. Llevan casados desde 2012 y dicen que contrajeron matrimonio “tarde”. La razón es que esperaron a que se resolviera el recurso que había planteado el PP contra la ley. “No queríamos estar en un limbo legal”, afirma Alpe. En cuanto se desestimó, organizaron su boda. Ambos están jubilados y viven en Sitges. A Alpe no le gusta la palabra queer: “En inglés quiere decir extraño. Yo me he pasado toda la vida intentando ser normal: un señor normal al que le gustan los señores”. Uno de los motivo para que Alpe y Llucià se casaran fue el paso del tiempo, el hacerse mayor, el por lo que pueda pasar. “Aparte de la ilusión, de hacer pública nuestra relación y festejarlo, implica estar acogido por la ley, tener los mismos derechos, que es lo más importante”, remarca Lluciá. Además, en su caso, también fue un ejercicio de visibilización en algunos ámbitos de su vida como el laboral. A pesar de los avances sociales que han vivido a lo largo de su vida, lamentan que “incluso en la España hoy en día hay miradas”. Recuerdan un viaje que hicieron recientemente con el Imserso y la “sorpresa” que hubo cuando constataron que eran marido y marido: “No es nada grave; sí, un poco incómodo”. “Desde 2005, más de ocho millones [de personas] han nacido en España y para ellos es normal que se puedan casar dos personas del mismo sexo. Pero antes hubo quienes sufrieron insultos, golpes, quienes fueron condenados”, dijo el presidente de España, Pedro Sánchez, en el acto de conmemoración del matrimonio igualitario, la semana pasada. “Hoy podemos mirar a los ojos del pasado y decir que no se rompió nada. Al contrario. Fortalecimos nuestra sociedad, ensanchamos el significado de las familias”, agregó. Actualmente, en España hay 14,1 matrimonios igualitarios por cada 100.000 habitantes, según el INE. Las comunidades con mayor proporción son Canarias, Baleares y Madrid (todas con 21,7). Las que menos, Castilla y León (7,5), Galicia (7,9) y Extremadura (8,1). Cataluña, con 13,4 está en medio. Ahí también residen Àngels Torregrosa (65) y Laura Soto (66). Se casaron hace una década, solo un par de años después de empezar a salir. “Yo pensaba que era algo imposible”, apunta Laura, a punto de jubilarse de su trabajo en ayuda a domicilio para personas dependientes. Explica que siempre vivió su homosexualidad “escondida”. “Tenía muchas ganas de ser madre y nunca se me ocurrió pensar que pudiera hacerlo con una mujer. Cuando yo era joven, era imposible”. Se convirtió en madre en 1989, tras emparejarse con un hombre. Tuvo que pasar bastante tiempo, “años”, para que pudiera expresar su orientación con total libertad. Ambas recuerdan la aprobación de la ley de matrimonio igualitario como una fiesta, una victoria. Ahora les inquieta la internacional reaccionaria que recorre el mundo. “No creo que aquí puedan llegar a anular los matrimonios”, afirma Àngels, médico jubilada, aunque le inquieta que en Estados Unidos haya movimientos ultraconservadores y religiosos que buscan derogar la sentencia (Obergefell vs. Hodges) que ampara las uniones entre personas del mismo sexo. Un movimiento que se ha visto reforzado tras abolir en EE UU la protección estatal al derecho al aborto. “Antes, había un sentimiento de lucha bastante más marcado”, incide la mujer: “Si no luchamos para ir para adelante, pues vas para atrás, ¿no?”.

20 años de matrimonio igualitario y más de 75.000 bodas: “Yo era de los que no me quería casar, y me casaría mañana otra vez” | LGTBIQ+
Shares: