Debutar en el Masters de Augusta, entrenar con Olazabal, Sergio García y Jon Rahm, tres chaquetas verdes que evocan al maestro Seve, y jugar la primera ronda con el número uno del mundo, Scottie Scheffler. Sería difícil encontrar un guion más emocionante para Josele Ballester, el joven castellonense de 21 años que hace unos meses conquistó el US Open amateur y se ganó así el billete para este torneo. Tanto chute de adrenalina le pasó factura al debutante en el Masters en el segundo grande de su carrera (falló el corte en el Open Británico de 2023), al menos en el resultado, y cerró la ronda inaugural con cuatro sobre el par, ocho golpes más que el número uno mundial (-4). El líder es Justin Rose con -7, por también un -4 de Conners y Aberg. Sergio García firmó el par del campo, Jon Rahm cargó con +3 y Chema Olazabal, +5.Este jueves será un día que no olvidará Josele. Sobre el tapete falló demasiado con el putt, impreciso para controlar la velocidad y el tacto de los greens de Augusta, todo un misterio. Cargó con dos bogeys en los tres primeros hoyos y añadió un triple bogey en el 5 con una secuencia horrorífica: bola al filo de un búnker y sin espacio, golpe muy corto de aproximación, filazo, sacada de otro búnker y dos putts. “Cálmate”, se dijo entonces, y a partir de ahí arregló la papeleta para intentar pasar este viernes el corte.Los números fueron mucho peores que las sensaciones, según él. “He jugado muy bien”, aseguró, hinchado de confianza en sí mismo, “he estado mentalmente mucho mejor que en otros torneos importantes. Me he levantado feliz, he escuchado música en el campo de prácticas (la canción Palante), he disfrutado muchísimo. Estoy contento con la actitud y el aprendizaje”, resumió.¿Jugar con el número uno del mundo, Scottie Scheffler? “No tengo mucho que envidiar de él”, se atrevió a decir el novato en un Masters respecto al doble campeón de la chaqueta vede. “Es verdad que no falla, es impresionante de ver, ha hecho una vuelta impoluta, pero yo de tee a green no me he visto lejos de él. Él sí conoce el campo y está acostumbrado a jugar ante miles de personas, y yo en eso estoy más verde”, añadió.La multitud no le impidió protagonizar un suceso inusual. En el green del 13, Ballester aprovechó un parón en el juego para orinar en un arroyo, escondido del público, porque no pensaba que hubiera un baño cerca. Al terminar sus necesidades, el público le aplaudió.El joven al menos sí lució pegada con el driver (320 yardas de media, entre los mayores cañoneros), una fortaleza genética. Su padre, José Luis, fue 24 veces campeón de España de natación y olímpico en 1988, 1992 y 1996. Su madre, Sonia Barrio, ganó el oro en los Juegos de Barcelona en hockey hierba y jugó en la selección del Atlético de Madrid. Ambos comenzaron a jugar al golf por diversión cuando Josele tenía tres años. El padre obligaba al niño a nadar varias veces por semana hasta que a los 16 años Josele le dijo que no quería saber nada del agua. Ya entonces había elegido el golf por delante del tenis, igual que Carla Bernat, la ganadora del Masters femenino. Ambos son amigos desde niños y coincidieron este lunes en Augusta tras la histórica victoria de la española.El presente lo intenta vivir con los pies en la tierra por mucho que el futuro le abra las puertas de par en par. En el horizonte asoma el salto a profesional desde la Universidad de Arizona (la misma que acogió a Rahm) después de tener la opción de jugar el US Open y el Open Británico aún como amateur. Y el dilema que azota hoy a las jóvenes promesas: el camino del PGA Tour o el de LIV. Por lo dicho este jueves por Josele, más que por lo visto en el campo, seguridad no le falta para triunfar.Sergio García celebró sus 100 grandes con el par del campo y una vuelta de golf bajo control. “Me he dejado muchas opciones por el camino”, avisó sobre algunos putts fallados por un pelo. “Los greens estaba más lentos de lo que parecía y me ha costado coger la sensación con la velocidad. Podía haber hecho un 67″, comentó el castellonense en su vuelta número 329 en un grande. También en el par acabó McIlroy después de desaprovechar en dos hoyos una buena renta: doble bogey en el 15 y otros dos golpes perdidos en el 17.Peores sensaciones se llevó a casa Rahm (+3), que resumió con un “nada bueno” su primera vuelta en Augusta. El vasco se descontroló en un inicio de ronda con muchas curvas (dos bogeys en los cuatro primeros hoyos) y nunca se sintió firme al volante. “Si no estás en la calle, no puede ser. He estado fuera de posición demasiadas veces, rezando para lograr el par. Todo los problemas empiezan desde el tee”, aseguró. Este viernes toca apretar los dientes para escalar en la tabla, igual que Chema Olazabal (+5). El doble campeón del Masters fue el golfista que más bolas pegó en la cancha de prácticas antes del torneo (553), pero tanto entrenamiento no evita que el campo se le haga demasiado largo en algunos hoyos. Un triple bogey en el 10 le condenó. Al menos descubrió un dato que desconocía: suma 96 grandes en su carrera y si juega cada curso el Masters llegará a los 100 en 2029. De repente, un nuevo objetivo.Resultados y clasificación del Masters de Augusta.

Josele Ballester se mira en el número uno: “No tengo mucho que envidiar de Scheffler” | Deportes
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