La actual rectora de la Universidad Autónoma de Madrid, Amaya Mendikoetxea, se presentaba sola a las elecciones, porque nadie quiere gestionar durante los próximos seis años una institución sumida en la miseria. Y, sin embargo, no parece que vaya a seguir en el cargo. Este martes, Mendikoetxea, clave en la partida que juegan los rectores con el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso para lograr salir de la asfixia financiera, ha sufrido un enorme varapalo en las urnas. Solo ha logrado el 44,6% de los votos ponderados, cuando la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) obliga a que sean el 50%. Volverá a haber elecciones en la UAM en tres meses y la incertidumbre es absoluta. La rectora, catedrática de lingüística inglesa, no ha anunciado ni que se retira del todo, ni que se volverá a presentar. “Estamos procesando la situación, que es inédita”, cuenta su entorno.La rectora ha contado con el apoyo del profesorado, pero de forma tibia. Solo el 48% de los 1.555 profesores titulares y catedráticos (sector 1, el voto con más peso) acudió a las urnas y el 59,3% la han respaldado. Un porcentaje muy similar entre los profesores sin vinculación permanente. Y el gran batacazo ha llegado entre los estudiantes (19% de los votos a favor), el personal de administración y servicios (31%) ―que suele ser conservador y votar a quien ya gobierna― y los contratados predoctorales (25%).En 2021, Mendikoetxea, que había sido antes vicerrectora de Relaciones Internacionales y vicedecana de Filosofía y Letras, ganó en segunda ronda al catedrático de física de materia Rubén Pérez con el 54,1% de los votos ponderados. Entonces contaba con el respaldo del sindicato Comisiones Obreras, pero la relación se ha deteriorado mucho, aunque no han promovido ―al menos abiertamente― el voto en blanco.Tradicionalmente los alumnos no acuden a votar y esta vez lo ha hecho un 11%, una cifra histórica. En redes sociales había un movimiento fuerte para votar en blanco. Alternativa Estudiantil, que dice representar al alumno “patriota”, repartió octavillas pidiendo el voto en blanco para lograr “un sistema justo y proporcional, en el que el voto de los estudiantes tenga un peso real, y un rector que se preocupe por los alumnos”. Ahora celebra el resultado. En el otro extremo ideológico, Contracorriente y Pan y Rosas, de izquierdas, reclamaron el voto nulo porque Mendikoetxea “repite como cara institucional del militarismo, la represión y la universidad-empresa”, según argumentaron dos alumnas en un artículo en Izquierda Diario.🔗 ¡Alternativa Estudiantil pone fin al mandato progresista de la actual rectora!Gracias al histórico aumento de la participación electoral del estudiantado de la @UAM_Madrid, movilizados por Alternativa en su campaña de voto en blanco, las elecciones a Rectorado se repetirán. pic.twitter.com/LraS44hnTs— Alternativa Estudiantil 🇪🇸 (@Alternativa_EE) April 8, 2025
La Autónoma ha salvado las cuentas de los dos últimos años porque en 2023 presupuestó más dinero que el que gastó en energía ―con la guerra de Ucrania de fondo― y el pasado año vendió patrimonio, un edificio por 12 millones de euros a la Comunidad de Madrid. Pero su situación es, de lejos, la peor de las seis universidades públicas de Madrid tras la Complutense. Trabajan en extrema precariedad. Por ejemplo, en Psicología ponen cubos en el hall para recoger el agua de las goteras, se clausuran espacios por miedo a derrumbes de techos… La Comunidad de Madrid ha reducido 12 veces su presupuesto respecto a 2007 para obra y reformas en las seis universidades. Gracias a la presión de los rectores, finalmente la UAM recibirá en forma de enmienda a los presupuestos 1,6 millones para obra nueva.Los estudiantes han visto como se ha cerrado grupos en primero de los grados de Educación y Turismo, la tijera en materias optativas para ahorrar en profesores o cómo las partidas para actividades de las asociaciones estudiantiles o el servicio de apoyo psicológico se han visto muy menguadas, y eso previsiblemente habrá pasado factura a la rectora.La UAM, además, repone apenas a la mitad de los que se jubilan y lo hace con ayudantes doctor, la categoría más baja, de forma que ahorran. Con la crisis de 2012 no se echó a nadie, pero se creó una bolsa de acreditados para ser profesores titulares y catedráticos ―demostraron sus méritos científicos para subir de peldaño― que empezó a resolverse en 2019. De forma que la plantilla se ha precarizado, otro punto en contra de la rectora. El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades permite desde 2021 que por cada 10 jubilados se convoquen 12 plazas para paliar la sangría de profesores fijos, pero no hay fondos para aplicar esa tasa de reposición del 120 en ninguna universidad pública.La comunidad universitaria ha castigado la gestión de Mendikoetxea de una crisis que ha llevado a la casi quiebra a su institución. Las universidades madrileñas reciben apenas un 5% más que en 2009, lo que descontada la inflación de 15 años supone malvivir entre recortes. Mientras el exrector de la Politécnica de Madrid Guillermo Cisneros era poco dado al enfrentamiento con la Comunidad de Madrid ―Ayuso alabó su “lealtad” por dos veces en su despedida―, la rectora ha mostrado una cara mucho más combativa públicamente y de forma interna; también en la conferencia de rectores (CRUE), donde ha sido delegada de Igualdad y vocal.