Los informes en los que cimentan su demanda contra la Xunta y la Confederación Hidrográfica Miño-Sil y Limia los vecinos de As Conchas, un pequeño pueblo de Ourense al borde de uno de los embalses más contaminados de España, no dejan resquicios para la duda. Las conclusiones de los investigadores del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) de Santiago y Granada y de la Universidad Complutense, cuyos informes “unificados” han sido presentados ya ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), alertan de que “hay entre 32.400 y 97.200 bacterias muy peligrosas por cada mililitro de agua”. “Es decir”, detalla a continuación este documento de 832 páginas, hay “entre 32 y 97 millones de bacterias muy peligrosas en una botella de un litro de agua, bacterias que permanecen en el agua del embalse [de As Conchas] durante todo el año”, puesto que allí “se dan las condiciones óptimas para que proliferen”.Los vecinos de esta localidad del municipio de Lobeira (Ourense) piden cuentas por vía judicial a las Administraciones competentes, incluidos cinco Ayuntamientos de las comarcas de A Baixa Limia y A Limia, por “vulneración de derechos humanos fundamentales”, después de décadas de emponzoñamiento del agua, el aire y las tierras por “nitratos y nutrientes de origen ganadero”, en una de las zonas del país con mayor presión de macrogranjas de cerdos y pollos. Según estos informes científicos que sustentan la demanda, la contaminación de la cuenca del río Limia, cuya agua va a parar al embalse de As Conchas y después sigue su curso hacia Portugal, no puede proceder del alcantarillado urbano mal depurado, porque las cifras hablan por sí solas: “La carga ganadera en la cuenca del Limia hasta la estación de control de calidad de las aguas” en el lugar de Ponteliñares “sería equivalente a la de 1,5-2 millones de personas, cuando la población humana es de solo 21.000 habitantes”.Vistas del embalse As Conchas, en Lobeira (Ourense), este miércoles.ÓSCAR CORRALLa demanda pionera en Europa, por estar enfocada a la vulneración de derechos fundamentales a causa de la ganadería intensiva, fue emprendida en marzo por siete vecinos, más la propia comunidad local del pueblo que comparte nombre con el embalse, As Conchas, y la Federación de Consumidores y Usuarios CECU. En la batalla judicial contra unas Administraciones que, según los afectados, no han protegido su salud y han permitido la proliferación de granjas y de vertidos indiscriminados, directamente a las tierras de la ribera, de purín y gallinaza (toneladas de excremento generados por el ganado porcino y aviar), están respaldados por el grupo ecologista Amigas de la Tierra y la ONG internacional de abogados ambientalistas ClientEarth.La ofensiva judicial llega a la máxima instancia de Galicia blindada por más de mil folios de informes encargados a peritos en mediciones de contaminación del aire, epidemiólogos y científicos universitarios e investigadores del CSIC especializados en análisis isotópicos o en edafología. El estudio de las estadísticas epidemiológicas, a partir de datos de la propia Xunta, revela que la zona contaminada (tanto en Galicia como al otro lado de la frontera lusa) supera en cánceres y en mortalidad por cánceres a todas las comarcas de su alrededor. La exposición a microcistinas, nitratos y nitritos se relaciona con tumores de esófago, estómago, páncreas, mama, ovarios, vejiga, hígado y tiroides. La incidencia en la cuenca del Limia es superior en varones y, todavía en mayor medida, en mujeres.La zona está empachada de nitrógeno y fósforo. “Las aguas de escorrentía provenientes de los suelos de la comarca de A Limia”, donde se concentran cientos de granjas con millones de animales estabulados, “contienen altos índices de nitratos y nutrientes de origen ganadero que van a parar al río Limia y, de ahí, al embalse de As Conchas y aguas abajo”, concluyen los informes. Estas siguen su curso después de cruzar la frontera con Portugal, y allí abastecen para el consumo humano a más de 200.000 personas (embalse de Touvedo). En A Limia y A Baixa Limia ocurría igual, hasta que los sucesivos episodios de afloramiento de cianobacterias en el agua de As Conchas y la contaminación detectada en los pozos hicieron saltar las alarmas: en esta zona de Ourense, los vecinos beben agua embotellada.Imagen de satélite del embalse de As Conchas en 2011, contaminado por un episodio de cianobacterias y recogido por uno de los informes del CSIC que apuntalan la demanda vecinal contra la Xunta.“La biodiversidad del embalse está gravemente perjudicada”, recoge el documento que aúna los informes del CSIC y la Complutense, en el embalse de As Conchas se han detectado toxinas muy peligrosas para la salud y la biodiversidad”. Los análisis revelan “un numero anormalmente alto de bacterias”, unas “400 especies”, “algunas muy peligrosas” e incluso “bacterias resistentes” a antibióticos. Además, “del embalse se desprenden bioaerosoles que se dispersan por la zona” y “contienen microcistinas tóxicas, bacterias como la legionela o la Coxiella burnetii y asimismo bacterias resistentes”.Toda esta contaminación bacteriana es “susceptible de ser inhalada por la población que nada, hace deportes náuticos, pasea o reside cerca del embalse”. Además, del agua “se desprenden gases como el metano, responsable del 30% del aumento global de las temperaturas, y el ácido sulfhídrico, irritante para las vías aéreas que puede causar mareos, vómitos y afecciones oculares”, advierte el informe más exhaustivo, firmado por investigadores del CSIC y la Complutense.Vistas del embalse As Conchas, en Lobeira (Ourense), este miércoles.ÓSCAR CORRALEn los últimos años y en especial desde 2011, de mayo a octubre o noviembre, dependiendo del calor y la sequía, As Conchas se tiñe de verde intenso al sufrir los llamados blooms o afloramientos de cianobacterias. “La posterior descomposición de las cianobacterias, los cuerpos en descomposición de los peces del embalse y de los mamíferos de la zona que fallecen de forma masiva como consecuencia de la contaminación del agua por microcistinas, y la anoxia del agua del embalse que produce ácido sulfhídrico”, con “fuerte olor a huevos podridos”, es otra de las consecuencias que apuntan a las macrogranjas y la mala gestión de los residuos. “Se ha producido un grave deterioro en el ecosistema y la biodiversidad”, constatan, en un entorno que “afecta a espacios naturales protegidos por instrumentos internacionales: Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de A Limia, Zona de Especial Conservación Veigas de Ponteliñares, ZEPA Baixa Limia-Serra do Xurés, Reserva de la Biosfera Área de Allariz y Reserva de la Biosfera Transfronteriza Xurés-Gêres”.Según el informe epidemiológico entregado con la demanda, “los niveles de microcistina en As Conchas comprometen gravemente la salud al aumentar el riesgo de enfermedad hepática, cáncer hepático y cáncer de colon”. “Se han detectado nuevos agentes patógenos” (como Clostridium paraputrificum o Leptospira weilii) capaces de producir “graves infecciones emergentes”. El nivel de nitratos y nitritos “es un factor de riesgo para las enfermedades tiroideas y el cáncer de tiroides”, y también, añade el documento, para el cáncer de mama, ovario, hígado, estómago y páncreas, o para el linfoma no Hodgking. Existe peligro de “intoxicación aguda y crónica por metahemoglobinemia en lactantes de la zona del Limia, tanto por ingesta del agua como de las verduras cultivadas en la zona”.Fotografía adjuntada con los estudios que se han entregado en el TSXG, y tomada por un vecino en el embalse de As Conchas, durante una afloración de cianobacterias.Los estudio reconoce la dificultad para constatar el impacto debido a que en Galicia solo existe un registro de tumores muy parcial, en el que no se identifican los enfermos por su lugar de origen sino por el hospital urbano de referencia en el que se tratan. Además, tampoco valen con este fin los certificados de defunción, donde la causa de la muerte no suele ser la primaria, sino una complicación posterior, como un infarto, una insuficiencia respiratoria o una hemorragia. No obstante, y manejando datos recabados en la propia sanidad pública gallega, “los datos epidemiológicos publicados muestran un aumento relativo de los cánceres de esófago y estómago en la zona del río Limia respecto de las comarcas del entorno”. Los datos de la Xunta “muestran tasas de mortalidad por cáncer en la Baixa Limia [donde se ubica el embalse] superiores a las de las comarcas del entorno, tanto en hombres como en mujeres, pero de forma más significativa en ellas”.La “sentencia de muerte” de las bacterias resistentes a antibióticosS. R. P.“La resistencia a antibióticos es el principal desafío de salud pública al que nos enfrentamos”, advierten los informes que acompañan la demanda, “se estima que hasta tres de cada cuatro personas podrán morir como consecuencia de una enfermedad infecciosa producida por bacterias resistentes”. Actualmente, causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario extra de 1.500 millones de euros anuales. Los antibióticos se utilizan en la cría intensiva de animales desde 1950, y el “uso excesivo” es la “principal causa de la proliferación de bacterias resistentes” a estos fármacos. “Como consecuencia del uso incorrecto”, afirma el Plan Nacional de Resistencia a Antibióticos, estos medicamentos “están perdiendo eficacia a un ritmo que era impensable hace solo cinco años. Si seguimos consumiendo antibióticos al ritmo actual, Europa podría sufrir un retroceso a la era anterior a los antibióticos, cuando una infección bacteriana corriente, como una neumonía, suponía una sentencia de muerte”. 
Los investigadores que participan como peritos para la demanda colectiva de los vecinos de As Conchas, avisan de que “la llegada de los antibióticos a los ecosistemas y su impacto en las especies salvajes, desde microorganismos hasta fauna en peligro como los anfibios, es gravísima”. A través del agua que se usa para beber, cocinar o bañarse, los antibióticos usados en ganadería pueden producir alergias, daños en la gestación, “retraso del crecimiento” y “trastornos neuro hormonales por su efecto disruptor endocrino”. Los antibióticos se expulsan con los excrementos y se vierten a los campos de la comarca de A Limia, según recogen los informes. “Al no haber ningún control”, alertan, pueden ser “cientos de kilogramos, quizás toneladas” los que ya han llegado al embalse.
Entre 2007 y 2010, se llevó a cabo el estudio Propuesta Metodológica para diagnosticar y pronosticar las consecuencias de las actuaciones humanas en el Estuario del Guadalquivir, coordinado por Miguel Ángel Losada y Javier Ruiz, en el que participaron grupos del CSIC y varias universidades. Ese trabajo, basado en más de 80 millones de datos, está considerado como el mayor estudio medioambiental llevado a cabo en España. El grupo de la Complutense que ha estudiado las cianobacterias en As Conchas se había encargado de lo mismo en el Guadalquivir. Y si en aquel momento el informe concluyó que el estuario era “uno de los lugares más contaminados del mundo”, ahora defiende que “a nivel de cianobacterias, cianobacterias tóxicas y cianotoxinas, la situación del embalse de As Conchas es sin duda peor”.

Shares: