Una definición de demagogia: “estrategia utilizada para conseguir el poder político que consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la desinformación”. Un ejemplo de demagogo: en el programa Malas lenguas del pasado lunes, que presenta y dirige Jesús Cintora, se mostraron unas declaraciones de Núñez Feijóo en las que afirmaba, con esa seguridad que da la ignorancia, que “los hechos” permiten constatar que el Gobierno de España ha dado “cero euros” a la Generalitat para sufragar infraestructuras tras los daños provocados por la dana del pasado 29 de octubre. Inmediatamente después se informaba a la audiencia en el mismo programa que con los datos oficiales que el Gobierno central ha hecho llegar a Valencia más de 2.600 millones de euros para infraestructuras.Desmentidos como el citado quizá explican que el programa de Cintora se programe en La 2 de TVE a las siete de la tarde. Hay parrillas televisivas que informan nítidamente sobre el talante de los responsables de las cadenas. Por ejemplo, el que el nuevo programa previsto La familia de la tele, con María Patiño de presentadora y Belén Esteban de tertuliana, entre otras y otros, se programe en La 1. Esperemos que inviten a Núñez Feijóo para que nos vuelva a ilustrar sobre la realidad nacional.Y ya que tratamos de exotismos, conviene dejar constancia de Al norte del norte, una producción canadiense de Netflix que transcurre en Igaluit, una localidad de la tundra ártica de Canadá con 8.000 habitantes que en la serie se llama Ice Cove. Y si el paisaje en el que se desarrolla la acción es peculiar, el equipo que la realizó e interpretó es mayoritariamente inuit. La protagoniza Anna Lambe en el papel de Siaja, una joven que no acepta las tradiciones de su pueblo, de su cultura y de su matrimonio con un lugareño que la infravalora. Y aquí surge otra de las posibles virtudes de las series de ficción: la capacidad de informar de los usos y costumbres de comunidades de las que poco o nada se sabe en ámbitos pretendidamente más desarrollados. Con una trama en la que se entremezcla el humor con la vindicación femenina, los ocho capítulos de su primera temporada se contemplan con el placer que ofrece una realización más que correcta en un ambiente desconocido y con unos actores sorprendentemente eficaces.

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