Cádiz.- La Audiencia Provincial de Cádiz, en una imagen de archivoEUROPA PRESS“Mi chiquillo ha dormido hoy aquí y yo no quiero. No quiero que se meta en mi cama, no quiero”. Esas frases de auxilio pusieron en alerta, en abril de 2023, a las dos cuidadoras de una anciana de 83 años de Chiclana de la Frontera de lo que estaba ocurriendo en su casa. Resultó que su hijo, ese hombre de 47 años violento al que ellas ya temían solo de encontrarse con él, llevaba tiempo violando y maltratando a su madre. La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado ahora Rafael C.D.V.M., a 19 años de prisión, la pena máxima, por los delitos continuados de agresión sexual y maltrato habitual contra su progenitora. “Hizo de su vida un auténtico infierno haciéndola prisionera en su propia casa”, afirma el pronunciamiento. Los hechos sucedieron en la primavera de 2023, aunque no llegaron a juicio hasta el pasado mes de enero de 2025. Para ese entonces, la anciana, una mujer con el grado I de dependencia reconocida, ya había fallecido. Sin embargo, el despliegue probatorio a base de testigos, fotografías y pruebas fue contundente. La sentencia 12/25 —emitida por el tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia de Cádiz el pasado 31 de enero pero dada a conocer este jueves— es categórica: “Entiende este tribunal probado que el acusado generó un ambiente infernal y de terror sobre su madre”. Los tres magistrados tildan como “reprochable” la actitud del hijo por someter la vida de M.L.M. “a un auténtico infierno haciéndola ‘prisionera’ en su propia casa y sujeta a sus antojos y caprichos de naturaleza agresiva”. La actitud violenta del hombre, que vivía solo con su progenitora pero tiene otro hermano, ya provocó que las dos cuidadoras que aseaban a la madre y sus dependencias emitiesen reiteradas quejas en mensajes y correos a los superiores de la empresa para la que trabajaban, motivadas también por los constantes moratones que encontraban en el cuerpo de la mujer. El acusado mantenía a las trabajadoras “permanentemente controladas”, como apunta la sentencia a la que ha tenido acceso EL PAÍS, para evitar que éstas se quedasen a solas con ella. Además, una de las empleadas llegó a presenciar cómo el hombre le gritaba a la madre: “Te voy a dar una patada y te voy a arrancar la cabeza”. Pero las mujeres descubrieron que el padecimiento de la anciana era aún peor la mañana del 23 de mayo de 2023, cuando descubrieron las bragas de la anciana manchadas de sangre en la parte delantera. Ese día, alertada por ambas empleadas, la trabajadora de los Servicios Sociales del Ayuntamiento, acudió al centro de salud donde sabía que estaba pasando consulta la víctima. Allí, M.L.M. le confesó lo que ocurría, así que la trabajadora municipal pidió auxilio a dos guardias civiles. Ambos confirmaron en el juicio “que la señora contó que su hijo se metía con ella al cama, que le quitaba la ropa y que la penetraba”. La víctima falleció en diciembre de 2023 y su testimonio no ha podido ser tenido en cuenta como prueba en este juicio, por culpa de que el juez que instruyó el caso no le informase de su derecho a no declarar, dado que era su hijo el acusado. Sin embargo, el resto de pruebas apuntaban con claridad al acusado. Además de los testimonios coincidentes de las cuidadoras, la trabajadora social y los agentes, el médico forense explicó cómo los restos de semen encontrados en la vagina de la anciana tenía marcadores específicos del cromosoma del acusado. El profesional explicó también cómo la mujer le relató con vergüenza “que su hijo la penetra tanto por la vagina como por el ano y que no lo ha hecho solamente la noche del 22/5/23, sino que lo hace casi a diario aunque ella no quiere, y, que también el pega”. El relato de la víctima coincidía también con las pruebas forenses, que relataban cómo la madre “no presentaba estrechez vaginal, ni desmembramiento por ser constante la entrada de un pene”.Frente a todas esas pruebas, Rafael se limitó en el juicio a negar los hechos, sin aportar explicación alguna más, como apunta el pronunciamiento. Su defensa sí alegó que el hombre sufre una discapacidad intelectual del 65%. Sin embargo, los tres magistrados que rubrican la sentencia argumentan que el acusado fue capaz de tramitar la ayuda a la dependencia de su madre y que el grado aportado “no podía tener en cuenta para analizar un grado de imputabilidad por cuanto obedecía a otros parámetros y criterios de carácter administrativo”. Además, los médicos forenses “puntualizaron que, la capacidad intelectiva del acusado era suficiente para discernir acerca de lo que estaba bien y no”. En total, Rafael C.D.V.M. ha acabado condenado por un delito continuado de agresión sexual con el subtipo agravado de prevalimiento y víctima especialmente vulnerable (15 años de prisión), otro de malos tratos habituales (otros tres años) y otro continuado de lesiones leves en el ámbito de violencia doméstica (un año más). En total, la pena suma 19 años de prisión, “la máxima extensión”, como afirma la sentencia, que también recoge la reserva de acciones civiles a favor de los herederos de M.L.M. El pronunciamiento ha pillado al acusado en la cárcel, donde permanecía de forma provisional y donde seguirá hasta que cumpla, al menos, la mitad de la pena impuesta.

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