Cientos de miles de jóvenes de todo el mundo han tomado Roma estos días con motivo del Jubileo de la Juventud, que se celebra del 28 de julio al 3 de agosto en la capital italiana, y que es una de las citas más esperadas y multitudinarias del Año Santo. En cualquier parte de la ciudad, desde el centro hasta los barrios más periféricos, la panorámica es la misma: bulliciosos grupos de jóvenes en todos los lugares, banderas de 146 países ondeando al viento, cánticos en todos los idiomas. Una multitud heterogénea llegada de todos los rincones del planeta hace gala en las calles de la Ciudad Eterna de una misma energía desbordante, bajo el sol abrasador del verano romano que pone al límite las fuerzas de cualquiera. El plato fuerte del Jubileo ha comenzado este sábado, con el encuentro por la tarde del Papa León XIV con los jóvenes en una inmensa explanada en Tor Vergata, a las afueras de Roma. Durante todo el día y desde primera hora de la mañana, la multitud de jóvenes ha ido peregrinando hasta el recinto, que se encuentra en un lugar de difícil acceso, a 5 kilómetros de la parada de metro más cercana, entre fuertes medidas de seguridad. En este espacio se encuentra la ‘Vela’ De Santiago Calatrava, una imponente estructura que se estaba sin completar y que se ha rehabilitado para la ocasión. El Papa ha llegado al recinto en torno a las 19.30 en helicóptero, justo cuando estaba cantando el grupo español Hakuna para amenizar la espera. Ha recorrido la inmensa explanada a bordo del “papamóvil” para saludar a los jóvenes peregrinos, que lo han recibido con fervor, aplausos y vítores, mientras un coro cantaba canciones religiosas en distintos idiomas. Algo más de media hora después, ha tomado la cruz del Jubileo y acompañado por un grupo de jóvenes de distintos países, ha peregrinado hasta el altar, una imponente estructura de 1.400 metros cuadrados, coronado por el arco monumental del Jubileo del año 2000. Allí ha escuchado el testimonio y las preguntas de tres jóvenes, a los que ha dado algunos consejos. ”Nuestra vida comienza con un vínculo y es a través de los vínculos que crecemos”, ha dicho preguntado sobre cómo gestionar las relaciones interpersonales y la soledad. “La amistad es el camino hacia la paz”, ha agregado. El Papa ha recordado también a una joven de Egipto, Pascale Rafic, de 18 años, que falleció el viernes, mientras participaba en el Jubileo. Ha mostrado su dolor por el fallecimiento y ha pedido que se rezara por ella.Antes del encuentro en Tor Vergata, León XIV, se ha reunido en privado en el Vaticano con un grupo peregrinos que acompañaban a la joven. “Nuestra esperanza está en Jesucristo resucitado”, les ha dicho el pontífice. Los asistentes al acto van a participar en una vigilia y después acamparán al raso para pasar la noche allí, a la espera de la misa del domingo por la mañana, presidida por León XIV, y que será el acto más multitudinario de su breve pontificado, que inició el pasado mayo, tras el fallecimiento del Papa Francisco. En la vigilia reflexionarán con el pontífice sobre las relaciones en la era de las tecnologías y de las redes sociales, la incertidumbre del futuro, el miedo a la hora de enfrentarse a elecciones vitales y otros temas que preocupan a los jóvenes de hoy en día. La media de edad de la ciudad ha bajado de sopetón esta semana y es como si de repente solo hubiera jóvenes. “Están por todas partes”, es el comentario más recurrente. Y completamente fiel a la realidad. Las calles de Roma se han convertido estos días en una inmensa juerga donde riadas de jóvenes de las procedencias más variadas se preguntan unos a otros a voz en grito en inglés de dónde son, intercambian pulseras con banderas y camisetas, otros piden que les escriban una frase para el recuerdo en la mochila. “¡Cristiano Ronaldo!”, es la frase que sueltan casi automáticamente la mayoría de peregrinos cuando se encuentran con banderas portuguesas. Víctor Moreno Fernández y Marcos Diez Martínez en el Jubileo de la Juventud con otros jóvenes.Entre la multitud se ven también banderas de lugares que están en guerra: Siria, Ucrania, Palestina. “Estamos aquí por todos los jóvenes sirios que no pueden venir porque están atrapados allí, muchos nos han pedido que encendamos una vela para que por fin puedan conocer la paz”, explica Cristin, refugiada siria de 19 años, originaria de Alepo que vive en Alemania desde 2015, mientras ondea la nueva bandera de su país natal. Los jóvenes del Jubileo hablan de fe, de esperanza, de unidad, de superar fronteras. “Todos los que estamos aquí, llegados de sitios tan distintos, y que nos entendemos aunque no hablemos el mismo idioma, somos la prueba de que el diálogo es posible, en estos tiempos marcados cada vez más por la división es muy necesario el mensaje de unidad y de paz de la Iglesia”, dice Edgar Morales, de 23 años, llegado de Bolivia. “Estamos viviendo algo extraordinario, en el próximo Jubileo ya no seremos jóvenes. Nos encontramos con gente de todo el mundo y de culturas distintas y no hay ningún problema, ni una discusión, ningún mal rollo, hay mucha fraternidad, nos une un mismo espíritu. Da igual de donde seas, aquí todos somos hermanos”, señala Víctor Moreno Fernández, seminarista diocesano de León, de 26 años. Los participantes del Jubileo quieren dejar claro que la fe también es cosa de su generación. “A veces tenemos la idea de que la Iglesia en España está envejecida, de que no hay respuesta de la gente joven, pero ver esto es muy enriquecedor”, apunta Víctor Moreno. “Aquí te das cuenta de que la Iglesia no está tan envejecida como nos cuentan a veces. Hay muchos jóvenes que tienen fe y son católicos”, responde Marcos Diez Martínez, de 18 años, joven de la pastoral juvenil de León. Prácticamente todos los entrevistados piden que se destierren algunos estereotipos extendidos sobre la juventud católica. “Hay que acabar con el estigma de que los jóvenes de Iglesia somos aburridos o unos frikis, somos chavales normales, nos gusta el fútbol, llevamos una vida normal, somos igual que el resto y hemos encontrado un camino para vivir nuestra felicidad y nuestra plenitud”, dice Víctor. Los españoles son el segundo grupo más multitudinario, por detrás de los italianos. La Conferencia Episcopal Española (CEE) calcula que hay unos 27.000 participantes. El viernes más de 25.000 peregrinos llegados a Roma desde todas las partes de España celebraron una reunión masiva en la Plaza de San Pedro y una misa posterior, con ayuda del Vaticano, oficiada por el presidente de la CEE, Luis Argüello. Los obispos españoles clasificaron este evento en una rueda de prensa como “un momento histórico para la Iglesia española”. Ninguna otra nación, de las casi 150 representadas en el Jubileo ha tenido un evento exclusivo similar. “Es la primera vez que se produce un acontecimiento de esta magnitud y por lo tanto estamos ilusionados y emocionados”, señaló el director de la Subcomisión para la Juventud e Infancia de la Conferencia Episcopal Española, Raúl Tinajero. En el encuentro, algunos jóvenes españoles compartieron su experiencia con la religión. Algunos, como Antonio Garrido, de Sevilla, explicaron que se han bautizado recientemente; otros, como José Tomás, de Tarancón (Cuenca), compartieron que en la universidad no se atrevían a mostrar su fe abiertamente porque “parece que está mal visto y te hace parecer menos”. Alberto Naranjo, de 24 años, de la diócesis de Getafe, en Madrid, que se mueve con una silla de ruedas por una discapacidad, calificó la experiencia que está viviendo en este Jubileo como “espectacular”. “Tú me ves con la silla de ruedas, pero hay ciertos casos de gente que ha venido, que tiene unas heridas en el corazón enormes, que no se ven tanto”, agregó. Desde el pasado lunes se han ido sucediendo un reguero de actos públicos como la multitudinaria misa de bienvenida del martes, en la que el Papa León XIV apareció por sorpresa, los constantes peregrinajes para atravesar las cuatro Puertas Santas de las basílicas mayores de Roma o la jornada de confesiones del viernes en el imponente Circo Máximo, donde más de mil sacerdotes se fueron turnando en 200 confesionarios instalados al aire libre para confesar a todo aquel que quisiera. Monseñor Riñó Fisichella, el pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, encargado de la organización del Jubileo, invitó a los peregrinos a descubrir las innumerables obras de arte que hay en Roma. “Son expresión de la fe que ha generado tanta belleza”. Los peregrinos también han tenido tiempo para el turismo y para apreciar las maravillas de Roma, como el Coliseo, la Fontana di Trevi o las decenas de tesoros artísticos, como las pinturas de Caravaggio, esparcidos por centenares de iglesias de la capital. De vez en cuando se ve a algún romano con gesto contrariado y de agotamiento. “Después de 8 horas de trabajo, con este calor estoy sudando y tengo que aguantar esto, solo quiero llegar a casa lo antes posible”, murmura Serena en un vagón de metro a rebosar, cargado de participantes del Jubileo que corean canciones en italiano que hablan de Jesucristo, de fe y de paz. “¿Pero cuándo acaba este Jubileo?”, protestan con frecuencia algunos residentes que han visto cómo en unos días la ciudad se ha convertido en un hormiguero de peregrinos que han transformado Roma en un mosaico de culturas, con un ambiente vibrante. “Es hermoso, todos estos jóvenes nos están llenando las calles de alegría, si el metro o los autobuses van llenos, nos estresamos, pero paciencia, es por una buena causa”, dice la señora Angela Simone en la puerta de un supermercado del centro. Dentro, unos jóvenes franceses tratan de hacerse con una botella de vodka utilizando los vales de comida de 10 euros que tienen a disposición y aplauden cuando lo consiguen. “Pensé que no se podía, pero la máquina me ha dejado pasarlo”, dice la cajera.

Casi un millón de jóvenes ante el encuentro con el Papa: “Hay que acabar con el estigma de que somos unos frikis” | Sociedad
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