Para los socialistas andaluces, María Jesús Montero es “la jefa”. Para el PP andaluz de Juan Manuel Moreno es “la señora”. Desde que sumó a sus cargos de vicepresidenta primera del Gobierno (y ocasionalmente, presidenta en funciones), ministra de Hacienda y vicesecretaria general socialista el de secretaria general del PSOE de Andalucía y, por lo tanto, candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, la señora jefa está en todas las dianas de la oposición, mañana y tarde, en las Cortes y en el Parlamento andaluz. Ella despacha las críticas a la acumulación de cargos con ironía: “Los hombres son súper y las mujeres nos dispersamos”.Ya fue reprobada por la Cámara autonómica en octubre de 2019 por la financiación de la comunidad y la semana pasada lo fue en el Senado ―donde el PP tiene mayoría absoluta―, por el mismo motivo, por el incremento de la carga fiscal y por sus declaraciones sobre el caso Alves. La reprobación no tiene ningún efecto jurídico, pero deja ahíta al que la aprueba durante un tiempo, aunque en el caso de Andalucía esto no va a ser posible porque se ha entrado ya en el canibalismo electoral: Moreno se juega su mayoría absoluta y el PSOE, su supervivencia en unas elecciones previstas para junio de 2026. Y, ojo, lo que preocupa son las municipales del 2027, donde está (estaba) el poder real del PSOE.Montero es la protagonista estelar en las sesiones parlamentarias. En el Congreso, en el Senado y en el Parlamento regional, donde no tiene escaño. Desde que fue elegida líder de PSOE andaluz, no hay diputado del PP que no suba a la tribuna pertrechado con un argumentario contra ella. Da igual de lo que se hable. Y el presidente de la Cámara o los que lo sustituyen tampoco están por amparar a la ausente. “La señora Mentira”, la llamó la vicepresidenta del Parlamento hace unas semanas. “La señora de la pancarta”, la calificó el jueves pasado el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, por participar en una manifestación multitudinaria (20.000 personas, según la subdelegación del Gobierno) por el deterioro de la sanidad. El Gobierno andaluz considera que estas protestas están politizadas y azuzadas por el PSOE, pero como dijo el portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, “ya quisiera el PSOE ser capaz de movilizar a 20.000 personas”. Los sindicatos, en este sentido, son clave en la estrategia de desgaste de Moreno, el primer paso para poder ser visto como alternativa.El Ejecutivo autonómico ha tirado de pirotecnia y achaca las enormes listas de espera en la sanidad andaluza en la actualidad y los retrasos en la atención primaria, no a su gestión ni a los efectos de la pandemia que hizo fosfatina todo el sistema, sino a “la señora que en el pasado despidió a 7.000 sanitarios”, dijeron varios diputados del PP, remontándose a los recortes impuestos por Bruselas a España tras la Gran Recesión; o, como señaló el presidente andaluz, “a la consejera que más daño ha hecho a la sanidad pública”. Montero dejó hace 12 años la Consejería de Salud de la Junta, luego pasó a la de Hacienda y lleva siete años en el Gobierno central. “El pasado en Andalucía ya es usted, presidente”, le replicó la portavoz socialista y vicesecretaria general, María Márquez (35 años).Los socialistas están chisposos por el éxito de la protesta sobre el deterioro de la sanidad y creen que la gestión sanitaria y las investigaciones judiciales por los contratos en el Servicio Andaluz de Salud son el talón de Aquiles de Moreno. También están contentos con Montero porque por fin tienen a una líder. Los despachos vacíos de la sede regional de la sevillana calle de San Vicente empiezan a tener dueños.Las ocho agrupaciones provinciales han renovado sus ejecutivas y las 808 agrupaciones locales tienen que hacerlo antes del 31 de mayo, anticipándose en un mes a lo previsto. La comisión permanente de la ejecutiva (integrada por 20 personas) se constituyó el pasado lunes y hay otro órgano de coordinación más reducido del que emanan las órdenes. “Se está volviendo a lo que siempre ha sido el PSOE andaluz”, afirma un dirigente provincial que proclama “el fin del ciclo perverso en el partido” tras la batalla de la última presidenta socialista de la Junta, Susana Díaz, y Pedro Sánchez.Pero que el estado de ánimo de los dirigentes socialistas haya cambiado no oculta lo que muchos de ellos ven: el PSOE está manga por hombro, hay desorden en una organización muy grande (40.000 militantes) y muy, muy lenta. Y no hay tiempo para aplicar un tratamiento a largo plazo, porque las elecciones están a un año si no hay adelanto. Y además preocupa que algunas agrupaciones se den al ocio y se dediquen a lo mejor que saben hacer los socialistas cuando no tienen tarea: despellejarse.Montero tiene claro que su misión a corto plazo, sean cuando sean las elecciones, es movilizar no solo a la militancia socialista sino al electorado progresista. Y creen en el PSOE que el cerco al que la está sometiendo el PP a todos los niveles no la debilitan, sino que “ayudan a darle protagonismo”. Naturalmente, en el PP piensan lo contrario. En este partido hay quien cree que la afirmación de Montero sobre la sentencia de Alves —“¡Qué vergüenza la sentencia de Dani Alves! ¡Qué vergüenza que todavía se cuestione el testimonio de una víctima y se diga que la presunción de inocencia está por delante!”—, de la que se retractó tres días después, no fue un error, sino meditada. “Ella no es tonta, es un discurso radical para atraer al votante del ala izquierda, porque sabe que en el centroderecha no tiene nada que hacer”, aseguran fuentes populares.Como vicepresidenta primera y vicesecretaria general socialista, María Jesús Montero cuenta con ayuda externa. Fuentes de la dirección del PSOE andaluz aseguran que ahora los secretarios de Estado y los secretarios generales de los ministerios prestan más oídos a proyectos andaluces (el Gobierno anunció la semana pasada inversiones por 472 millones de euros); y Ferraz asiste en el análisis electoral para poner fin al caos que reinaba con Juan Espadas, cuando había varios grupos jugando con los datos, algo insólito en un partido que antaño era muy profesional. Tras la Semana Santa, el Centro de Estudios Andaluces (Centra), el CIS andaluz, dependiente de la Consejería de la Presidencia, tiene previsto publicar el barómetro del primer trimestre del año. Los socialistas no esperan buenas noticias, al contrario, de ahí que ya lo estén advirtiendo a los suyos para que no caigan en lo segundo que mejor saben hacer tras despellejarse: deprimirse.

Montero, una candidata controlada en tres Parlamentos | España
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